LA FRONTERA
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Breves reflexiones sobre la política, el periodismo y la democracia colombiana.

Por: Maria Paula Vargas
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La historia de Colombia ha estado marcada por una serie de conflictos que nos tomarán siglos para poder recuperarnos. La lucha y la construcción por una confianza duradera en el Estado y otros actores pudo haber empezado desde la firma del acuerdo de paz y su posterior implementación en el año 2016, sin embargo, ¿por qué después de cuatro años, seguimos inmersos bajo tantas disputas que no dejan de crear ambientes hostiles entre las personas?.


Nuestro presidente actual fue escogido gracias a la influencia de la figura política más controversial de nuestro país; Alvaro Uribe Vélez, quien ha logrado depositar tanta confianza en el país a través de una retórica, un discurso que toma como elementos principales la desinformación y el populismo punitivo. Si se pensara una política, un congreso, un senado en donde se hablaran con ideas claras, ideas a largo plazo, que no estuvieran basadas en la venganza, la ira y la mentira, Colombia se encontraría en una mejor situación.

La Encuesta de Cultura Política hecha por el DANE en el año 2019, expuso que una de las principales razones por las que los ciudadanos no votan es por desinterés. Ahora bien, es fundamental entender la razón de ello; podría explicarse a partir de la idea errónea que se tiene sobre la materia, pues en Colombia la política no es amena, es aburrida, frustrante y no es fructífera. 

¿Cuántos años más tendremos que aguantarnos a políticos de derecha diciendo que cualquier cosa que sea contraria a lo que ellos piensan nos convertirá en la siguiente Venezuela? Aquel argumento rebuscado que dice cualquier cosa de carácter ‘progresista’ es un intento de imponer una ideología castrochavista está más que mandado a recoger, pues el comunismo hace años dejó de ser una realidad viable para cualquier país; no nos convertiremos en un país comunista por defender derechos humanos básicos. Estos políticos se esconden y hacen política a través del miedo, del tabú, de la prohibición - nótese los argumentos que se usan cuando se habla de la legalización de la cocaína, del aborto y del glifosato-. 

La izquierda tampoco se queda atrás. Nos encontramos con ‘líderes’ progresistas cuyas propuestas están lejos de poder ser implementadas y cuyos argumentos -como su oposición- están basados en encontrar culpables para todo. Si, entendemos que el gobierno y la derecha son responsables de tanto dolor en este país, pero entonces, ¿qué propone específicamente el opositor inmediato de Uribe, el Senador Petro? Se debería ir más allá de ese discurso populista que al fin y al cabo llevará a una administración negligente, como lo vimos en Bogotá en los años 2012-2016. 

Por otro lado, el periodismo colombiano dejó de ser una herramienta de información para las personas, y se convirtió en un método de censura, dominación y desinformación política. El periodismo colombiano atraviesa una crisis en donde no se están teniendo en cuenta ni siquiera los mismos ciudadanos. Los nuevos proyectos periodísticos en el país deberían velar por una narrativa en donde se tengan en cuenta las vivencias, angustias y experiencias del ciudadano del común, reflejar pensamientos de otras ideologías, tratar de representar lo que el colombiano realmente necesita. Tal vez a partir de la reciente crisis de la Revista Semana emerjan nuevas oportunidades en donde medios independientes nos brinden escenarios diferentes acerca de lo que realmente es el periodismo de nuestro país.

Finalmente, la deuda más grande que le queda al Estado y a las personas privilegiadas que se encuentran en el poder es la implementación de los acuerdos de paz. No podemos continuar con una Colombia en donde el narcotráfico y las disidencias siguen amenazando y subyugando a los campesinos y a los líderes sociales, porque ¿no se estaría volviendo a la misma situación que más de ocho millones de colombianos experimentaron durante más de medio siglo? La presencia de un gobierno comprometido, responsable e interesado en las víctimas y ex victimarios del conflicto es urgente y necesaria; de nada sirve la resolución de una guerra si la situación de posconflicto no es tomada en serio, de nada sirve un gobierno que sigue teniendo nula aparición y representación en regiones donde matan y aterrorizan todos los días. 

¿Qué siembra un país que carece de representación política, que está lleno de medios de comunicación dominados por unos pocos que se dedican a desinformar, viven de sensacionalismos y donde la defensa de la vida y el ambiente son sentencias de muerte? 
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