Con miedo al encierro.
Por: Juan David Ariza
Pareciera como si lleváramos un mes encerrados en nuestras casas. Pareciera que hace mucho no vemos a nuestros amigos, compañeros de trabajo y a todas esas personas a las que estamos acostumbrados a ver en el día a día. Incluso muchos estamos al borde del desespero, como si nunca hubiéramos estado preparados para dejar el ajetreo del cotidiano a un lado. En efecto, nunca fuimos preparados para eso. Más allá de la crisis de salud que pueda ocurrir en nuestro país, estamos enfrentados a otra crisis. Todos y cada uno de nosotros estamos enfrentados a una crisis de nuestro ser, tememos conocernos más. Ante esto muchos se preguntarán cómo es esto posible: “?Cómo voy a estar en una propia crisis si siempre acarreo mis pensamientos?”
El problema realmente no radica en si llevamos a todas partes nuestros pensamientos o acciones, el problema se centra en que la mayor parte del tiempo no somos conscientes de cómo nos sentimos, qué es aquello que nos molesta y cómo nos gustaría sentirnos. Esta situación se puede resumir en qué nos incomoda enfrentarnos a nuestras inconformidades, preferimos evitarnos y enfocarnos en cualquier actividad que nos distraiga. Puede que para eso sí hayamos sido entrenados, para distraernos. El orador y consejero internacional Anthony Robbins tiene una frase célebre que es muy cierta y que a más de uno le convendría aplicar: “?La calidad de mi vida se verá representada por la calidad de mis preguntas? Y es que es muy fácil caer en las preguntas dicotómicas del día a día, preguntas realmente banales y que no nos quitan mucho tiempo, tales como: “? Voy a desayunar sánduche o huevo, chocolate o café?.” Lo que es duro, es pararnos frente al espejo y ser frágiles, mostrarnos vulnerables. Ser capaces de aceptar aquello en lo que nos hemos equivocado, ser capaces de aceptar esas frustraciones que tenemos y convertirlas en combustible para nuestras metas y sobre todo ser capaces de felicitarnos por nuestras pequeñas victorias. No tenemos que lograr grandes cosas para felicitarnos por las pequeñas acciones que realizamos y que sin duda alguna generarán un gran impacto en el largo plazo.
En su libro “It Takes What It Takes” de Trevor Moawad, el consultor mental de atletas de élite más famoso del mundo, trata un tema absolutamente cierto e importante. Hoy en día el mundo del desarrollo personal plantea una premisa errónea en las personas al hacerles creer que siempre debemos estar felices. Siempre deberíamos tener una sonrisa de oreja a oreja sin importar lo que nos pase, eso es falso. Muchas veces nos sentiremos tristes, enojados y tendremos toda serie de emociones negativas que invadan nuestro cuerpo y mente, al fin y al cabo son emociones humanas. Sin embargo, Moawad plantea el concepto de adoptar un pensamiento neutro. El pensamiento neutro no sólo nos permite tener una visión objetiva de las cosas sino que nos hace ver que un hecho pasado no define nuestro futuro. Por su parte el pensamiento negativo es de 7 a 10 veces más fuerte que un pensamiento ordinario. A partir de esto deberíamos empezar a tener menos pensamientos negativos y más pensamientos neutros.
Y es que tenemos la perfecta oportunidad para dejar el drama de nuestras vidas, para acercarnos más a nuestro ser, para mirarnos al espejo y empezar con un cumplido. Tenemos la oportunidad de perdonarnos y ser sinceros con nosotros mismos. Tenemos la perfecta oportunidad para hacer que el encierro se convierta en un propulsor de autoconocimiento. Nuestra vida no la vemos, de ninguna otra manera, sino como somos. ¿Está listo para el cambio?
Pareciera como si lleváramos un mes encerrados en nuestras casas. Pareciera que hace mucho no vemos a nuestros amigos, compañeros de trabajo y a todas esas personas a las que estamos acostumbrados a ver en el día a día. Incluso muchos estamos al borde del desespero, como si nunca hubiéramos estado preparados para dejar el ajetreo del cotidiano a un lado. En efecto, nunca fuimos preparados para eso. Más allá de la crisis de salud que pueda ocurrir en nuestro país, estamos enfrentados a otra crisis. Todos y cada uno de nosotros estamos enfrentados a una crisis de nuestro ser, tememos conocernos más. Ante esto muchos se preguntarán cómo es esto posible: “?Cómo voy a estar en una propia crisis si siempre acarreo mis pensamientos?”
El problema realmente no radica en si llevamos a todas partes nuestros pensamientos o acciones, el problema se centra en que la mayor parte del tiempo no somos conscientes de cómo nos sentimos, qué es aquello que nos molesta y cómo nos gustaría sentirnos. Esta situación se puede resumir en qué nos incomoda enfrentarnos a nuestras inconformidades, preferimos evitarnos y enfocarnos en cualquier actividad que nos distraiga. Puede que para eso sí hayamos sido entrenados, para distraernos. El orador y consejero internacional Anthony Robbins tiene una frase célebre que es muy cierta y que a más de uno le convendría aplicar: “?La calidad de mi vida se verá representada por la calidad de mis preguntas? Y es que es muy fácil caer en las preguntas dicotómicas del día a día, preguntas realmente banales y que no nos quitan mucho tiempo, tales como: “? Voy a desayunar sánduche o huevo, chocolate o café?.” Lo que es duro, es pararnos frente al espejo y ser frágiles, mostrarnos vulnerables. Ser capaces de aceptar aquello en lo que nos hemos equivocado, ser capaces de aceptar esas frustraciones que tenemos y convertirlas en combustible para nuestras metas y sobre todo ser capaces de felicitarnos por nuestras pequeñas victorias. No tenemos que lograr grandes cosas para felicitarnos por las pequeñas acciones que realizamos y que sin duda alguna generarán un gran impacto en el largo plazo.
En su libro “It Takes What It Takes” de Trevor Moawad, el consultor mental de atletas de élite más famoso del mundo, trata un tema absolutamente cierto e importante. Hoy en día el mundo del desarrollo personal plantea una premisa errónea en las personas al hacerles creer que siempre debemos estar felices. Siempre deberíamos tener una sonrisa de oreja a oreja sin importar lo que nos pase, eso es falso. Muchas veces nos sentiremos tristes, enojados y tendremos toda serie de emociones negativas que invadan nuestro cuerpo y mente, al fin y al cabo son emociones humanas. Sin embargo, Moawad plantea el concepto de adoptar un pensamiento neutro. El pensamiento neutro no sólo nos permite tener una visión objetiva de las cosas sino que nos hace ver que un hecho pasado no define nuestro futuro. Por su parte el pensamiento negativo es de 7 a 10 veces más fuerte que un pensamiento ordinario. A partir de esto deberíamos empezar a tener menos pensamientos negativos y más pensamientos neutros.
Y es que tenemos la perfecta oportunidad para dejar el drama de nuestras vidas, para acercarnos más a nuestro ser, para mirarnos al espejo y empezar con un cumplido. Tenemos la oportunidad de perdonarnos y ser sinceros con nosotros mismos. Tenemos la perfecta oportunidad para hacer que el encierro se convierta en un propulsor de autoconocimiento. Nuestra vida no la vemos, de ninguna otra manera, sino como somos. ¿Está listo para el cambio?