¿Qué nos mueve?
Por: Juan Sebastian Devia
Existen ideas muy concretas en la forma de pensar acerca de los supuestos que debemos tener en nuestras vidas en la actualidad. Con esta afirmación hago referencia a ideas tales como: “Para ser exitosos en nuestras vidas debemos estudiar algo que nos genere prestigio y los contactos correctos”, “Los indicadores de éxito más importantes son tener la mejor casa, el carro último modelo y un trabajo donde ganemos mucho dinero”, “En este negocio me voy a tapar en plata”, etc. Son todas afirmaciones que he oído durante mi vida, las cuales clasifico en el macro pensamiento de lograr la mayor producción, la mayor ganancia y el mayor prestigio, sin importar nada más.
Este espacio de opinión lo escribo principalmente para los jóvenes colombianos que se encuentran cerca de entrar al mundo laboral o que están empezando su recorrido en este, tal como yo lo estoy haciendo. Con el principal propósito de sembrar una idea que se encuentra totalmente en contra de la centralización del dinero como la principal motivación en la vida cotidiana, dándole prioridad al encontrarle propósito a lo que hacemos, pensando en el sentido que esto nos genera en nuestras vidas y el impacto que propaga hacia la sociedad. Somos la generación que tiene la posibilidad de hacer un cambio real en cuanto a cómo relacionamos el trabajo a nuestras vidas personales.
Abrimos los ojos todas las mañanas, nos levantamos de la cama a hacer algo durante todo el día, llegamos a nuestras casas nuevamente, nos acostamos a dormir y se repite el proceso durante el resto de nuestras vidas. Qué deprimente suena ver nuestras propias vidas de esta forma. Me voy a tomar el atrevimiento de decir que todos conocemos a alguien que vive su vida así. Una persona que podemos ver que realmente no muestra ninguna emoción más allá de rabietas o quejas, frente a su día a día. Esto lo explica Viktor Frankl (1979) denominándolo como el vacío existencial, que principalmente es cuando el ser humano se encuentra en un estado de tedio o, mejor dicho, de aburrimiento frente a su situación cotidiana. De la misma forma este autor, nos abre la visión generando un poco de esperanza acerca de nuestras vivencias, por medio de darle sentido propio a nuestras experiencias, buscando respuestas en uno mismo. Lo cual resume referenciando a Nietzsche cuando dice: "Quien tiene un porqué para vivir puede soportar casi cualquier cómo" (Frankl, 1979). Esto me lleva a la reflexión de que no hay algo más importante que nosotros mismos, para estar satisfechos con lo que hacemos si logramos encontrarle un sentido.
El trabajo es una parte esencial de la vida cotidiana y es imposible concebir un proyecto de vida actual en el que no se encuentre en ningún momento la idea de trabajar de alguna forma. La tradición y la cultura, nos presentan el trabajo de forma que puede ser descrito como un mal necesario, esto significa que los seres humanos entendemos esto de manera que estamos obligados a hacerlo, pero no necesariamente se encuentra conectado con lo que realmente buscamos en nuestras vidas. En este caso difiero completamente con la afirmación anterior fundamentándome en Marx & Engels (1984) debido a que estos autores plantean que el trabajo es la máxima forma de expresión de las capacidades humanas que este tiene por potenciar. Lo anterior lo entiendo como esa capacidad que tiene el ser humano para mostrar todo el potencial de sí mismo en el trabajo. Pero solo lo veo posible si se trasciende la idea del trabajo a la oportunidad de realmente cumplir un propósito en la vida. Siendo este nuestro medio que se encuentra alineado con lo que queremos lograr como personas.
Todos tenemos una idea diferente frente a lo que queremos en la vida y que sueños tenemos en nuestra vida profesional, pero de alguna forma en la vivencia de trabajo tenemos contacto con otros seres humanos y estos son impactados por lo que hacemos. Por eso propongo que en esta búsqueda de sentido en lo que hacemos día a día, sobrepasar la individualidad de nuestros deseos a futuro como profesionales, que usualmente están fundamentados con el supuesto indicador de éxito presentado en el primer párrafo. Llevándolo a propagarse a un sentido social, que pueda ser beneficioso para la sociedad. Haciendo la pregunta ¿Cuáles son realmente nuestros medidores de éxito? ¿es ser el que más dinero gana?
Lo material e individual en la gran mayoría de ocasiones se queda estancado debido a que son una consecuencia de lo que hacemos, no es realmente el sentido del por qué hacer las cosas, como lo plantea Simon Sinek (2018), quien explica con claridad que cuando nuestro propósito se convierte en algo que se vuelve útil en la sociedad y que otras personas se puedan relacionar con esto, va a ser más exitoso. Esto es expuesto ya que cuando nuestro sentido se basa en lo humano, inspira a otros y de la misma forma hace que resuene para otras personas, creando un impacto en la sociedad.
Si resonamos con lo que hacemos y hacemos que resuene en otras personas, se logra trascender lo individual y con seguridad traerá muchas consecuencias positivas a nuestra trayectoria profesional. Siguiendo esta línea de ideas, no necesitamos ser los gerentes de una multinacional para lograr esto, sino simplemente encontrarle sentido real a lo que decidimos hacer en nuestras vidas y resonar con este. Finalmente ¿Cuáles son tus medidores de éxito?
Referencias-
Marx, K., & Engels, F. (1984). Manifiesto del partido Comunista y otros escritos políticos. México: Grijalbo.
Frankl, V. (1979). El hombre en busca de sentido (19th ed.). Barcelona: Herder.
Sinek, S., Mead, D., & Docker, P. (2018). Encuentra tu porqué (1st ed.). Madrid: Empresa Activa.
Existen ideas muy concretas en la forma de pensar acerca de los supuestos que debemos tener en nuestras vidas en la actualidad. Con esta afirmación hago referencia a ideas tales como: “Para ser exitosos en nuestras vidas debemos estudiar algo que nos genere prestigio y los contactos correctos”, “Los indicadores de éxito más importantes son tener la mejor casa, el carro último modelo y un trabajo donde ganemos mucho dinero”, “En este negocio me voy a tapar en plata”, etc. Son todas afirmaciones que he oído durante mi vida, las cuales clasifico en el macro pensamiento de lograr la mayor producción, la mayor ganancia y el mayor prestigio, sin importar nada más.
Este espacio de opinión lo escribo principalmente para los jóvenes colombianos que se encuentran cerca de entrar al mundo laboral o que están empezando su recorrido en este, tal como yo lo estoy haciendo. Con el principal propósito de sembrar una idea que se encuentra totalmente en contra de la centralización del dinero como la principal motivación en la vida cotidiana, dándole prioridad al encontrarle propósito a lo que hacemos, pensando en el sentido que esto nos genera en nuestras vidas y el impacto que propaga hacia la sociedad. Somos la generación que tiene la posibilidad de hacer un cambio real en cuanto a cómo relacionamos el trabajo a nuestras vidas personales.
Abrimos los ojos todas las mañanas, nos levantamos de la cama a hacer algo durante todo el día, llegamos a nuestras casas nuevamente, nos acostamos a dormir y se repite el proceso durante el resto de nuestras vidas. Qué deprimente suena ver nuestras propias vidas de esta forma. Me voy a tomar el atrevimiento de decir que todos conocemos a alguien que vive su vida así. Una persona que podemos ver que realmente no muestra ninguna emoción más allá de rabietas o quejas, frente a su día a día. Esto lo explica Viktor Frankl (1979) denominándolo como el vacío existencial, que principalmente es cuando el ser humano se encuentra en un estado de tedio o, mejor dicho, de aburrimiento frente a su situación cotidiana. De la misma forma este autor, nos abre la visión generando un poco de esperanza acerca de nuestras vivencias, por medio de darle sentido propio a nuestras experiencias, buscando respuestas en uno mismo. Lo cual resume referenciando a Nietzsche cuando dice: "Quien tiene un porqué para vivir puede soportar casi cualquier cómo" (Frankl, 1979). Esto me lleva a la reflexión de que no hay algo más importante que nosotros mismos, para estar satisfechos con lo que hacemos si logramos encontrarle un sentido.
El trabajo es una parte esencial de la vida cotidiana y es imposible concebir un proyecto de vida actual en el que no se encuentre en ningún momento la idea de trabajar de alguna forma. La tradición y la cultura, nos presentan el trabajo de forma que puede ser descrito como un mal necesario, esto significa que los seres humanos entendemos esto de manera que estamos obligados a hacerlo, pero no necesariamente se encuentra conectado con lo que realmente buscamos en nuestras vidas. En este caso difiero completamente con la afirmación anterior fundamentándome en Marx & Engels (1984) debido a que estos autores plantean que el trabajo es la máxima forma de expresión de las capacidades humanas que este tiene por potenciar. Lo anterior lo entiendo como esa capacidad que tiene el ser humano para mostrar todo el potencial de sí mismo en el trabajo. Pero solo lo veo posible si se trasciende la idea del trabajo a la oportunidad de realmente cumplir un propósito en la vida. Siendo este nuestro medio que se encuentra alineado con lo que queremos lograr como personas.
Todos tenemos una idea diferente frente a lo que queremos en la vida y que sueños tenemos en nuestra vida profesional, pero de alguna forma en la vivencia de trabajo tenemos contacto con otros seres humanos y estos son impactados por lo que hacemos. Por eso propongo que en esta búsqueda de sentido en lo que hacemos día a día, sobrepasar la individualidad de nuestros deseos a futuro como profesionales, que usualmente están fundamentados con el supuesto indicador de éxito presentado en el primer párrafo. Llevándolo a propagarse a un sentido social, que pueda ser beneficioso para la sociedad. Haciendo la pregunta ¿Cuáles son realmente nuestros medidores de éxito? ¿es ser el que más dinero gana?
Lo material e individual en la gran mayoría de ocasiones se queda estancado debido a que son una consecuencia de lo que hacemos, no es realmente el sentido del por qué hacer las cosas, como lo plantea Simon Sinek (2018), quien explica con claridad que cuando nuestro propósito se convierte en algo que se vuelve útil en la sociedad y que otras personas se puedan relacionar con esto, va a ser más exitoso. Esto es expuesto ya que cuando nuestro sentido se basa en lo humano, inspira a otros y de la misma forma hace que resuene para otras personas, creando un impacto en la sociedad.
Si resonamos con lo que hacemos y hacemos que resuene en otras personas, se logra trascender lo individual y con seguridad traerá muchas consecuencias positivas a nuestra trayectoria profesional. Siguiendo esta línea de ideas, no necesitamos ser los gerentes de una multinacional para lograr esto, sino simplemente encontrarle sentido real a lo que decidimos hacer en nuestras vidas y resonar con este. Finalmente ¿Cuáles son tus medidores de éxito?
Referencias-
Marx, K., & Engels, F. (1984). Manifiesto del partido Comunista y otros escritos políticos. México: Grijalbo.
Frankl, V. (1979). El hombre en busca de sentido (19th ed.). Barcelona: Herder.
Sinek, S., Mead, D., & Docker, P. (2018). Encuentra tu porqué (1st ed.). Madrid: Empresa Activa.