Isaac Newton
Nacido en Woolstrophe, Inglaterra, en 1642. Fue y es, a día de hoy, uno de los científicos y matemáticos más importantes en la historia, gracias a sus descubrimientos y formulaciones, que revolucionaron el mundo de la ciencia. Entre ellos, encontramos el análisis moderno que hizo de las matemáticas (al igual que Leibniz) sobre métodos infinitesimales, por ejemplo; la teoría corpuscular de la luz, formulada en 1675, del debate surgido con su eterno rival Robert Hooke; la invención del telescopio reflector, que era el perfeccionamiento del telescopio inventado por Galileo a principios de ese siglo (Siglo XVII); y por último pero no menos importante (probablemente lo más importante), la publicación en 1687 de su obra Philosophiæ naturalis principia mathematica o Principios matemáticos de filosofía natural, a raíz de la insistencia de su colega, Edmond Halley. En dicha obra, Newton aplicó las matemáticas al estudio de los fenómenos naturales, específicamente el movimiento, del cual resultaron tres leyes fundamentales; el principio de la inercia, la proporcionalidad entre fuerza y aceleración y la igualdad entre acción y reacción. Dichas leyes fundamentaron, entre otras, la teoría de la gravitación universal y las leyes de Kepler. Murió en 1727, y posteriormente fue denominado como el científico que terminó por culminar la era más importante en la ciencia, desde la teoría heliocentrista postulada por Copérnico unos dos siglos antes.
¿Por qué recordamos a Newton un día como hoy? Su obra magna, Philosophiæ naturalis principia mathematica, fue formulada y desarrollada durante el confinamiento en su casa de campo, a raíz de la epidemia de la peste negra, que brotó en 1665 y por la posterior suspensión de clases universitarias. El confinamiento de Newton dio lugar a la famosa leyenda de la manzana que golpeó su cabeza mientras descansaba y de repente lo “iluminó”; sin embargo, ello no es más que una anécdota con picante. El tiempo libre, la observación y la curiosidad de Newton fueron los factores determinantes para que terminara por revolucionar el mundo de la ciencia, lo que nos enseña a mirar más allá de lo que suele darse por sentado y obvio; a cambiar el simple mirar por la observación, y probablemente, como Newton, podamos descubrir todo un nuevo mundo. Esperamos que de este confinamiento resulten reflexiones e ideas valiosas que versen sobre temas tanto fundamentales como pequeños y cotidianos.
Fuente: Garcia, T., & Pascual, E. (2008). Newton, Isaac. En El pequeño Larousse ilustrado (1ra ed., p. 1556). México, D.F.: Larousse.
¿Por qué recordamos a Newton un día como hoy? Su obra magna, Philosophiæ naturalis principia mathematica, fue formulada y desarrollada durante el confinamiento en su casa de campo, a raíz de la epidemia de la peste negra, que brotó en 1665 y por la posterior suspensión de clases universitarias. El confinamiento de Newton dio lugar a la famosa leyenda de la manzana que golpeó su cabeza mientras descansaba y de repente lo “iluminó”; sin embargo, ello no es más que una anécdota con picante. El tiempo libre, la observación y la curiosidad de Newton fueron los factores determinantes para que terminara por revolucionar el mundo de la ciencia, lo que nos enseña a mirar más allá de lo que suele darse por sentado y obvio; a cambiar el simple mirar por la observación, y probablemente, como Newton, podamos descubrir todo un nuevo mundo. Esperamos que de este confinamiento resulten reflexiones e ideas valiosas que versen sobre temas tanto fundamentales como pequeños y cotidianos.
Fuente: Garcia, T., & Pascual, E. (2008). Newton, Isaac. En El pequeño Larousse ilustrado (1ra ed., p. 1556). México, D.F.: Larousse.