En Colombia vemos diariamente casos de corrupción cada vez más cínicos y lamentables. Es notoria la falta de valores que habita en el Gobierno colombiano, por lo que siempre terminamos haciéndonos la misma pregunta: ¿cómo es posible que estos funcionarios políticos, cuya labor es representar y velar por el bienestar del pueblo colombiano, puedan cometer dichos actos? Al final del día, son estos hechos los que terminan afectando en mayor medida a las familias más vulnerables del país. Tomando estos factores en consideración, he logrado concluir que esta no es una problemática que se origine porque alguien sea de X o Y partido, sino que nace por la falta de valores como la empatía, pues no hay consciencia sobre cómo las acciones que cometemos pueden afectar negativamente a otras personas. Esto se debe a la falta de interacción entre burbujas sociales: entender cómo viven otras personas con diferentes recursos económicos y necesidades es lo que nos hace valorar lo que tenemos y aprovecharlo para ayudar a otros y, así, contribuir a la construcción de un mejor país.
En primer lugar, la empatía se define como“la capacidad que tiene una persona para ponerse en el lugar de otra. Es decir, ser capaz de entender la situación y los sentimientos que está viviendo otra persona” (Montejano, 2019). En nuestro diario vivir nos enfrentamos a estas situaciones todo el tiempo, ya sea con nuestros amigos, familiares, relaciones amorosas, etc. Y es en estos escenarios donde cada uno de nosotros debe formarse para construir interiormente el valor de la empatía, como, por ejemplo, absteniéndose de juzgar o hacer comentarios sobre situaciones de terceros sin saber realmente cómo son o qué problemas están afrontando. Por otro lado, muchas veces somos ajenos a las situaciones difíciles que enfrentan personas de diferentes contextos sociales a los que no estamos acostumbrados a vivir. Por ello, es importante interactuar entre las diferentes burbujas sociales que hay en nuestra sociedad; debemos leer diferentes medios informativos como artículos de opinión, noticias, etc., que nos permitan abrir los ojos ante la realidad del país y, en ese sentido, desarrollar la empatía. Lo mismo pasa en la política. Los gobernantes están siempre expuestos a recibir preguntas sobre diferentes problemáticas sociales enfrenta el país, por lo que deben desarrollar la destreza de reaccionar rápidamente y dar respuestas inmediatas y frescas que convenzan sobre sus puntos de vista (Fraile, 2021). Sin embargo, muchas veces en sus discursos endiosados se alejan de tener en cuenta el día a día del ciudadano promedio, lo que, como consecuencia, crea una imagen de egoísmo y desinformación. Un ejemplo claro de esto fueron las declaraciones del exministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, en las que afirmó que una docena de huevos valía 1.800 pesos. Frente a esta afirmación, claramente podemos ver que se trata de una persona totalmente alejada de la realidad económica que afrontan millones de colombianos, así que resulta increíble creer que una persona como él estuviera a cargo de la reforma tributaria, cuyo principal objetivo es tener impacto sobre la realidad económica que él mismo desconoce. Por ende, es obligatorio que una persona que ocupe este tipo de cargos sea consciente de datos básicos como los precios del mercado para crear normas que persigan la equidad. Por ello, es importante que quienes decidan encaminar su vida hacia la política se acerquen a las poblaciones vulnerables para que puedan entender de primera mano los problemas que aquellos enfrentan en su día a día. De esta manera, los políticos podrán enfocar sus proyectos en dichas necesidades para lograr un equilibrio entre sus prioridades y el beneficio general. Desafortunadamente, son muy pocos los gobernantes que consiguen estos logros, lo que ha generado en la sociedad colombiana un sentimiento de desconfianza hacia ellos e incluso hacia la palabra “política”, que inmediatamente se asocia con corrupción. En este sentido, es importante, y más en estos momentos que atraviesa el país, que nazcan líderes políticos en diferentes regiones que logren motivar a los jóvenes a construir un país con una mejor economía, infraestructura, mejores medios de progreso para las personas menos afortunadas, entre otras cosas; en últimas, un país más equitativo. Ahora, teniendo en cuenta que se acercan las próximas elecciones a la presidencia, debemos elegir un gobernante que, además de ser transparente, promueva ideas coherentes sin fanatismos políticos; que tenga el don de la administración eficiente y que quiera realmente construir un mejor país para todos. Para cerrar, debemos inculcar el valor de empatía desde la parte individual y promoverlo en cada una de las personas a nuestro alrededor, para que se vaya propagando de a poco en nuestra sociedad. Además, este valor debe caer en mayor medida sobre la clase política colombiana para que haya una mayor transparencia en nuestros gobernantes y estos realicen sus labores pensando en el bienestar general de los colombianos y no solo en su interés individual. Necesitamos líderes políticos con estos valores que inspiren a más personas a mejorar la calidad de vida de los colombianos desde cada una de sus profesiones, contextos o entornos que viven en su día a día. |