La lucha por conseguir que el aborto siga siendo un privilegio
Por: Felipe Anzola Hinestroza
Los pañuelos verdes se han vuelto a tomar las calles. El movimiento Justa Causa interpuso una acción colectiva ante la Corte Constitucional con el fin de eliminar el delito de aborto de nuestro código penal. Sobre la mesa se ponen nada más y nada menos que los derechos de miles de mujeres que piden el reconocimiento de su soberanía sobre sus propios cuerpos. Los elementos de lucha: argumentos, movilizaciones, firmas recolectadas, y la esperanza, quizás exagerada, de que un fallo favorable por parte de la Corte Constitucional podrá cambiar la realidad de forma sustancial.
Es evidente la paradoja. El Estado colombiano a duras penas logra imponerse en el territorio nacional, las normas desafían las diversas culturas y muchas veces son opacadas por las mismas, y las formas alternativas de hacer justicia, no todas legales, parecen haberse ganado la confianza de la mayor parte de colombianos (García, M, 2003). Sin embargo, la lucha por el aborto se da en Bogotá, en la Corte Constitucional, y se define con papel y lápiz, para, posteriormente, incorporarse dentro del exquisito repertorio de sentencias con el que contamos. Se trata de una confianza sin fundamentos prácticos que sugiere pensar en que la lucha jurídica por los derechos en papel tendrá verdaderas repercusiones en el territorio; en la Colombia profunda.
Es acá en donde me hago la siguiente pregunta, ¿Cuál es el valor que hay detrás de llevar este tipo de luchas, que involucran la desesperación más profunda de miles de mujeres, a una instancia en la que probablemente los efectos serán sentidos únicamente por una fracción mínima de las mujeres del país? En zonas en las que ni siquiera hay acceso a métodos anticonceptivos y preventivos (ya sea por razones culturales, educativas, económicas, etc.) el valor que tiene la decisión de la Corte Constitucional es nulo, ¿Qué ocurre con las mujeres que habitan en las zonas rurales, en las que hay conflicto armado, en las que no hay red hospitalaria suficiente, en las que hay altos índices de pobreza, etc.?, ¿Qué ocurre en las mujeres que habitan en la verdadera Colombia?
Sin duda alguna pienso que es necesario llevar la lucha a otros frentes. Organizaciones como Médicos sin Fronteras o la Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres son un claro ejemplo de que, a pesar de que desde el 2006 existe un derecho parcial a abortar, la noticia parece no haber llegado a los oídos de miles de mujeres que no pueden acceder a este privilegio. Los funcionarios siguen negándose a informar a la población acerca de estos derechos, los procesos son sumamente largos y hacen que muchas desistan, en ocasiones se piden más requisitos de los que la ley estipula, y causales como los de violación y salud de la madre son tenidas en cuenta de forma sumamente restrictiva por parte de los funcionarios (La Mesa por la Vida y Salud de las Mujeres, 2020). Mientras tanto, la mayor parte de las miradas se tornan hacia la Corte Constitucional, confían en su veredicto, y le dan la espalda a estas realidades que son consecuencia de la ineficacia de nuestras normas.
Dicho esto, considero que el movimiento proaborto debe ayudar a visibilizar aún más las luchas por los derechos en la práctica, las que se dan en los territorios vulnerables y las que sufren las mujeres con su propia muerte, las que se dan contra la ineficacia que ha tenido el derecho a lo largo de nuestra historia, en vez de quedarse en una disputa enfrascada en las providencias jurisprudenciales. Sin duda alguna los efectos del fallo serán notorios, sobretodo en materia simbólica, y, de darse de forma favorable para el movimiento Justa Causa, podrán servir como un acto reivindicatorio por la injusta falta de reconocimiento que han padecido las mujeres, y que incluso les ha costado perder la soberanía sobre sus cuerpos en temas tan íntimos como su reproducción. Sin embargo, si lo que se aspira es a impactar la realidad, a consolidar el aborto como una verdadera posibilidad, considero que el foco de mayor interés está puesto sobre la pelea equivocada.
Referencias:
- García Villegas, M., & Rodríguez Garavito, C. (2003). Derecho y sociedad en América Latina. Instituto Latinoamericano de Servicios Legales Alternativos.
- La Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres. (2020). Informe Técnico: Barreras de Acceso a la IVE en el contexto de la pandemia por COVID-19.. Bogotá. Recuperado de https://despenalizaciondelaborto.org.co/nuestros-estudios/
Los pañuelos verdes se han vuelto a tomar las calles. El movimiento Justa Causa interpuso una acción colectiva ante la Corte Constitucional con el fin de eliminar el delito de aborto de nuestro código penal. Sobre la mesa se ponen nada más y nada menos que los derechos de miles de mujeres que piden el reconocimiento de su soberanía sobre sus propios cuerpos. Los elementos de lucha: argumentos, movilizaciones, firmas recolectadas, y la esperanza, quizás exagerada, de que un fallo favorable por parte de la Corte Constitucional podrá cambiar la realidad de forma sustancial.
Es evidente la paradoja. El Estado colombiano a duras penas logra imponerse en el territorio nacional, las normas desafían las diversas culturas y muchas veces son opacadas por las mismas, y las formas alternativas de hacer justicia, no todas legales, parecen haberse ganado la confianza de la mayor parte de colombianos (García, M, 2003). Sin embargo, la lucha por el aborto se da en Bogotá, en la Corte Constitucional, y se define con papel y lápiz, para, posteriormente, incorporarse dentro del exquisito repertorio de sentencias con el que contamos. Se trata de una confianza sin fundamentos prácticos que sugiere pensar en que la lucha jurídica por los derechos en papel tendrá verdaderas repercusiones en el territorio; en la Colombia profunda.
Es acá en donde me hago la siguiente pregunta, ¿Cuál es el valor que hay detrás de llevar este tipo de luchas, que involucran la desesperación más profunda de miles de mujeres, a una instancia en la que probablemente los efectos serán sentidos únicamente por una fracción mínima de las mujeres del país? En zonas en las que ni siquiera hay acceso a métodos anticonceptivos y preventivos (ya sea por razones culturales, educativas, económicas, etc.) el valor que tiene la decisión de la Corte Constitucional es nulo, ¿Qué ocurre con las mujeres que habitan en las zonas rurales, en las que hay conflicto armado, en las que no hay red hospitalaria suficiente, en las que hay altos índices de pobreza, etc.?, ¿Qué ocurre en las mujeres que habitan en la verdadera Colombia?
Sin duda alguna pienso que es necesario llevar la lucha a otros frentes. Organizaciones como Médicos sin Fronteras o la Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres son un claro ejemplo de que, a pesar de que desde el 2006 existe un derecho parcial a abortar, la noticia parece no haber llegado a los oídos de miles de mujeres que no pueden acceder a este privilegio. Los funcionarios siguen negándose a informar a la población acerca de estos derechos, los procesos son sumamente largos y hacen que muchas desistan, en ocasiones se piden más requisitos de los que la ley estipula, y causales como los de violación y salud de la madre son tenidas en cuenta de forma sumamente restrictiva por parte de los funcionarios (La Mesa por la Vida y Salud de las Mujeres, 2020). Mientras tanto, la mayor parte de las miradas se tornan hacia la Corte Constitucional, confían en su veredicto, y le dan la espalda a estas realidades que son consecuencia de la ineficacia de nuestras normas.
Dicho esto, considero que el movimiento proaborto debe ayudar a visibilizar aún más las luchas por los derechos en la práctica, las que se dan en los territorios vulnerables y las que sufren las mujeres con su propia muerte, las que se dan contra la ineficacia que ha tenido el derecho a lo largo de nuestra historia, en vez de quedarse en una disputa enfrascada en las providencias jurisprudenciales. Sin duda alguna los efectos del fallo serán notorios, sobretodo en materia simbólica, y, de darse de forma favorable para el movimiento Justa Causa, podrán servir como un acto reivindicatorio por la injusta falta de reconocimiento que han padecido las mujeres, y que incluso les ha costado perder la soberanía sobre sus cuerpos en temas tan íntimos como su reproducción. Sin embargo, si lo que se aspira es a impactar la realidad, a consolidar el aborto como una verdadera posibilidad, considero que el foco de mayor interés está puesto sobre la pelea equivocada.
Referencias:
- García Villegas, M., & Rodríguez Garavito, C. (2003). Derecho y sociedad en América Latina. Instituto Latinoamericano de Servicios Legales Alternativos.
- La Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres. (2020). Informe Técnico: Barreras de Acceso a la IVE en el contexto de la pandemia por COVID-19.. Bogotá. Recuperado de https://despenalizaciondelaborto.org.co/nuestros-estudios/