LA FRONTERA
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“Otréalo”

Por: Juan Andrés Espinosa
En una situación tan difícil y significativa como la que están viviendo los colombianos, o mejor dicho, la gran mayoría de los seres humanos, es normal escuchar comentarios acerca de que la cuarentena, de una u otra manera, no nos está dejando continuar con los proyectos de vida de la manera como esperábamos ¿Qué hicimos para merecer este encierro? Pensamientos y sentimientos como estos, entre otros, son los que rondan en las mentes de los colombianos y, quién sabe, puede que también en la mente de los habitantes de otros países. En efecto, la cuarentena a raíz del Covid-19, ya cambió y seguirá cambiando las prioridades, las formas de pensar y las formas de vivir. Sin embargo, a veces pareciera que, en medio de estos sacrificios, se olvidara la verdadera razón detrás del acatamiento de las normas, y que la gente actuara movida únicamente con el fin de evitar altas multas. 

No se puede olvidar que la razón de peso para seguir cumpliendo las normas, y para fundamentar cada acción que tomamos, es esa obligación de responsabilizarse de la vida propia y de la ajena. El mundo llama porque ve la necesidad de un héroe valiente como el de los cuentos y películas, pero que en vez de tener capa y poderes, tenga valor, nobleza, inteligencia, sinceridad, solidaridad, y un corazón que no le tenga miedo a servir y que crea en las cosas con firmeza. Las cosas se pueden hacer bien por medio de la honestidad, apegándose a los valores y principios que orientan el comportamiento humano. 

Puede que las personas se tomen las cosas personales cuando la verdad es que no debería ser así. El joven emprendedor y conocido conferencista mexicano Farid Dieck, lanzó un pequeño pero significante concepto: “otréalo”, el cual hace referencia a la capacidad de ser consciente y capaz de ver las distintas situaciones de la vida, tanto positivas como adversas, como cosas que le pasan también a los demás, con el objetivo de entender que tanto el sufrimiento como la adversidad deben sentirse de una forma menos personal. Así mismo, pensar en el hecho de que lo que nos ocurre seguramente ya le sucedió a alguien más y a ciencia cierta, le pasará a otros en el futuro; adversidades como la muerte de un ser querido, una complicación económica, la terminación de una relación, una pelea con los papás, el distanciamiento con algún amigo importante, entre muchas otras, son situaciones ordinarias que aquejan al hombre común. Lo importante de todo esto es aprender a no dejarse derrumbar tan fácil, y en caso de caer, como posiblemente pasará, levantarse cada vez con más fuerza y aprender tanto del error propio como del ajeno. En ese sentido, aceptar las equivocaciones de forma “gallarda” y valiente sirve para corregir las equivocaciones y aprender de ellas. 

Para lograr ser esos héroes, debemos concientizarnos de que todos estamos ante la misma situación -aunque por distintas razones la estemos viviendo diferente-. Estas razones van desde las diferencias en la condición social y la situación económica, hasta las distintas ambiciones que puedan tener las personas y sus factores comportamentales. Sin embargo, esta realidad no le quita valor al hecho, de que, al fin y al cabo, la humanidad y todos los colombianos estamos atravesando un escenario bastante complicado, doliente y significante. ¿Qué ganamos entonces con dejar eso en un simple pensamiento? Sabiendo que el universo actúa de forma arbitraria, no debemos tomarnos las cosas  de manera personal, y mucho menos quedarnos de brazos cruzados; más bien debemos tomar acción, comenzando por entender a la adversidad como una oportunidad de reinvención, crecimiento, autoconocimiento y ganancia.

Finalmente, es común que en estos días echemos de menos a aquellas personas y seres queridos que no están con nosotros en casa, pero ellas seguramente están aprovechando esta oportunidad a su manera, en sus hogares. La invitación es para que esta cuarentena no sea un “de menos” sino un “para más” y así, con la mano en el corazón y la mirada al frente, encendamos la mente y el escepticismo que a veces nos domina, y buscar una razón más para sonreír, para amar a nuestras familias, para conocernos a nosotros mismos,  y por último pero no menos importante, buscar formas de solucionar los problemas que nos aquejan a través de la tecnología: valiosa herramienta y herencia que nos informa de lo que pasa en el mundo, facilita la creación de soluciones, y logra la cercanía de quienes están lejos de nosotros. De esa manera, al salir de esta situación con la cabeza en alto, entenderemos el valor de un abrazo, de un te quiero, de un “te extrañé, qué bueno verte”, y así podremos decir y aprovechar que estamos vivos; Más vivos que nunca.
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