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Nuestra responsabilidad con el emprendimiento colombiano

Autor: Juan David Barreto Lozano

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Desde el inicio de esta pandemia, la economía mundial se ha visto fuertemente golpeada, pues los gobiernos de cada país han tomado la decisión de cerrar la gran mayoría de las actividades económicas por el bien y salud de la población. Sin embargo, con el pasar de los meses, algunos países han puesto en marcha diversos planes para reactivar estas actividades y tratar de convivir con el Covid-19. En el caso de Colombia, muchas empresas consideradas grandes y poderosas han cerrado puntos de venta, despedido empleados y cancelado servicios con el objetivo de reducir costos y poder sobrevivir. No obstante, otro tipo de empresas, las llamadas Pequeñas y Medianas Empresas (PYMES), han quebrado debido a que no cuentan con un capital y una estructura organizacional tan fuerte para amortiguar la crisis. Por eso, es en estos momentos en los que, tanto el gobierno como nosotros, los colombianos de a pie, debemos apoyar la industria y los emprendimientos locales para contribuir a la generación de empleo y crecimiento económico.

En julio del año pasado, la página web Dinero publicó un artículo acerca del estado actual de la economía colombiana, el cual decía que “la economía colombiana cayó 16,6% en mayo, lo cual muestra una ligera recuperación frente al peor dato de la historia arrojado en abril, informó este viernes el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane)” (DINERO, 2020). Si bien estas noticias no son del todo alentadoras, son útiles para que el gobierno determine cuál sector de la economía es una potencial fuente de ingresos y que, de esta forma, sea posible incentivarlo adecuadamente. Pero, como es bien sabido en el mundo de los negocios, nunca será buena idea depender de una sola fuente de ingreso, por lo cual el gobierno debe respaldar otras alternativas prometedoras que le brinden beneficios al país.

Uno de los sectores al que el gobierno debería dar prioridad es el de las PYMES, ya que en Colombia hay 2.540.953, lo cuales representa el 90% de las empresas del país. Además, producen el 30% del PIB y emplean a más del 65% de la fuerza laboral (EL ESPECTADOR, 2018). No obstante, cuando empiezan a desarrollar su negocio, muchas de estas empresas no cuentan con apoyo financiero por parte de las entidades bancarias. En consecuencia, estas compañías no logran crecer de la manera esperada y, desafortunadamente, algunas quiebran al término de un año. 

Hay que hablar, ahora, de la relación que tiene el Estado colombiano con esta problemática. Considero que debe aplaudirse la labor del presidente Iván Duque porque al inicio de la pandemia, a través del Fondo Nacional de Garantías, desembolsó $ 7.2 billones en 244.169 créditos que han beneficiado a diversos empresarios y trabajadores independientes. Estos créditos los entrega el gobierno por medio de bancos como Bancóldex y el Banco Agrario, los cuales habilitan mejores condiciones de plazos y tasas (Dinero, 2020).

Sin embargo, todavía es necesario mejorar en algunos aspectos a la hora de ayudar a estos empresarios. Por ejemplo, el tema tributario siempre ha abrumado a las empresas en Colombia y no se ha materializado el principio de equidad. Aplicar los aranceles con las mismas condiciones a todas las organizaciones es una ejecución incorrecta por parte del Estado porque no todas tienen la misma estructura de ingresos y costos. También, el mismo asunto debería flexibilizarse en el caso de los emprendimientos que están empezando, de forma que puedan iniciar el pago de los impuestos correspondientes después de sus primeros dos años, mientras se estabilizan económicamente.

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Finalmente, la cooperación hacia las PYMES y demás empresas colombianas no solo debe provenir del gobierno. Por ello, invito a los lectores a que contribuyan con el desarrollo de la industria colombiana. Nosotros, al consumir cualquier tipo de producto o servicio, debemos tratar de hacerlo a empresas o productos colombianos; apoyar cualquier idea de negocio por más pequeña que parezca, desde la venta de una nueva marca de ropa o comida hasta algo más grande como una cadena de restaurantes. En cualquier caso, no debemos subestimar todas estas ideas de emprender; podemos colaborar haciendo publicidad a nuevas compañías, productos, o servicios a través de las redes sociales, el voz a voz, etc. Cosas simples que, para la persona dueña del negocio, valen mucho. Al fin y al cabo, no sabemos realmente el gran esfuerzo que hay detrás de todos estos emprendimientos.


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