Parapolítica y narcopolítica: las problemáticas que los jóvenes necesitan conocer
Por: Juan Pablo Leaño Delgado
Mucho se habla de cómo los ex miembros de las FARC, que tanto daño hicieron al país, hoy están sentados en el Congreso de la República; Colombia está dividida entre los que apoyan esta decisión y los que se sienten indignados de que estos criminales estén “reconfigurando el Estado”. Hay quienes dicen que mafiosos, narcos y terroristas están dominando el pueblo colombiano, pero vámonos unos años atrás, cuando la guerra en Colombia estaba en su máximo esplendor... Desde la época de los carteles, como el de Cali y Medellín, el Estado ha pasado por múltiples cambios y reformas, no todos necesariamente positivos. Ambos carteles penetraron la vida política de manera consistente, siendo el cartel de Cali el que más utilizó el narcotráfico para poder continuar su negocio sin ningún inconveniente. Fue tanta la influencia del narcotráfico en el país que lograron implementar unas cuantas leyes en la Constitución de 1991, como la no extradición de nacionales a los Estados Unidos. Aquí comienza la verdadera “reconfiguración”.
Durante esta época, las FARC también estaban activas exportando drogas para poder mantenerse, lo cual desencadenó una guerra contra el narcotráfico. Otra de las prácticas de las FARC fue el secuestro, que usaron contra el Cartel de Medellín, por ejemplo, cuando raptaron a la hermana de los narcos “hermanos Ochoa” y crearon, de esa forma, el paramilitarismo en el narcotráfico (muerte a secuestradores), lo cual desató aún más la violencia. Años después, Pablo Escobar, del Cartel de Medellín, se fugó de la cárcel luego de una de las condenas más polémicas de la historia, y se engendró un nuevo grupo llamado “los PEPES”, conformado por sicarios exsocios de Pablo, el Cartel de Cali y futuros paramilitares (para la época) como los Castaño, cuyo objetivo era perseguir a Escobar. Este grupo fue tan poderoso que se elaboró un polémico decreto que permitió expedir normas que beneficiaran a quienes colaboraran con la justicia; fue así como, fácilmente, “los PEPES” pudieron pasar lícitos por perseguir a Escobar. Esto confirmó la gran influencia de estos criminales en el Estado. Cuando Escobar murió, el Cartel de Cali siguió con lo suyo. Incluso, consiguió influir en las elecciones presidenciales de 1994 con la “donación” de una gran cantidad de dinero a la campaña del expresidente Samper y poder modificar normas que garantizaran la salvaguarda de su imperio. Este suceso se llamó el “Proceso 8000”, que se constituye como uno de los eventos más controvertido en Colombia, pues llevó a investigar a múltiples políticos, entre ellos, nuestro expresidente Ernesto Samper.
Durante la misma época, varios líderes de “los PEPES” siguieron batallando. Esta vez, lo hicieron atacando a las guerrillas, a través de un grupo que se llamó las Convivir. Lo más extraño es que fueron totalmente legales por el simple hecho de eliminar insurgentes. Sin embargo, es irónico porque las Convivir estaban vinculadas con cultivos ilícitos. Afortunadamente, desde 1997, el Gobierno declaró este grupo como ilegal, lo cual desató gran furia en Carlos Castaño y sus compañeros, quienes crearon las AUC, un grupo paramilitar con el objetivo de dar de baja a las guerrillas. No obstante, eso fue lo que menos hicieron, ya que durante varios años perpetraron masacres y desplazamientos forzados a pueblos que, supuestamente estaban aliados con la guerrilla; también, asesinaron líderes sociales con lista en mano... En resumen, eliminaban a cualquier persona con tendencia izquierdista. Además, y para variar, su economía de guerra fue el narcotráfico y, por último pero no menos importante, su influencia política fue excesiva. Los “paras”, al aliarse a aspirantes políticos, dieron lugar a un nuevo problema: la parapolítica. Lo que ganaban los políticos con esta alianza era básicamente no tener competencia, ¿por qué? Porque los paras eliminaban o hacían renunciar a cualquier oposición política, y como las autodefensas estaban en pro del status quo, no le vieron problema. Para imaginar la dimensión de tales asesinatos, la UP (partido político de izquierda) tuvo 1620 víctimas mortales a causa de esta guerra sucia. El gobierno de Álvaro Uribe fue el que más se vio involucrado en esta coyuntura, pues hubo 100 investigados (gobernadores, congresistas y alcaldes) por parapolítica y 8 de cada 10 políticos fueron uribistas, según la Fiscalía y la Corte Suprema de Justicia.
El Congreso del entonces presidente es el más polémico de la historia judicialmente hablando, pues desde el inicio del periodo Uribe, a través del Congreso, se hicieron reformas estructurales relevantes, como el sistema penal y la reelección, entre otras económicas, políticas y electorales. Los parapolíticos fueron fundamentales para llevar a cabo estas modificaciones, ya que toca saber que, a pesar de que algunos congresistas estaban siendo o iban a ser investigados por vínculos paras, Álvaro Uribe les dio el voto para que pudieran modificar ciertas leyes.
Sin ninguna incertidumbre se puede concluir que el Estado se ha venido modificando desde tiempo atrás y que los verdaderos criminales son las máximas cabecillas del país. Desde las masacres mencionadas hasta las reformas, los líderes que actualmente se idolatran tanto, se han visto implicados. Por eso, yo creo que el colombiano tiene que pensar en poder evadir esta hegemonía que lleva años y que, aunque nos ha librado de varias dificultades, al mismo tiempo nos somete a problemas serios. El nuevo comienzo que puede venir podrá ser clave, pero esto depende de cada ciudadano del país que, en conjunto con los demás, demostrarán que la unión lo puede más que todo.
Referencias:
- Lopez, C. (2010) Y refundaron la patria (1era ed) Debate.
- Ávila, A (2019) Detrás de la guerra (3era ed) Planeta.
Mucho se habla de cómo los ex miembros de las FARC, que tanto daño hicieron al país, hoy están sentados en el Congreso de la República; Colombia está dividida entre los que apoyan esta decisión y los que se sienten indignados de que estos criminales estén “reconfigurando el Estado”. Hay quienes dicen que mafiosos, narcos y terroristas están dominando el pueblo colombiano, pero vámonos unos años atrás, cuando la guerra en Colombia estaba en su máximo esplendor... Desde la época de los carteles, como el de Cali y Medellín, el Estado ha pasado por múltiples cambios y reformas, no todos necesariamente positivos. Ambos carteles penetraron la vida política de manera consistente, siendo el cartel de Cali el que más utilizó el narcotráfico para poder continuar su negocio sin ningún inconveniente. Fue tanta la influencia del narcotráfico en el país que lograron implementar unas cuantas leyes en la Constitución de 1991, como la no extradición de nacionales a los Estados Unidos. Aquí comienza la verdadera “reconfiguración”.
Durante esta época, las FARC también estaban activas exportando drogas para poder mantenerse, lo cual desencadenó una guerra contra el narcotráfico. Otra de las prácticas de las FARC fue el secuestro, que usaron contra el Cartel de Medellín, por ejemplo, cuando raptaron a la hermana de los narcos “hermanos Ochoa” y crearon, de esa forma, el paramilitarismo en el narcotráfico (muerte a secuestradores), lo cual desató aún más la violencia. Años después, Pablo Escobar, del Cartel de Medellín, se fugó de la cárcel luego de una de las condenas más polémicas de la historia, y se engendró un nuevo grupo llamado “los PEPES”, conformado por sicarios exsocios de Pablo, el Cartel de Cali y futuros paramilitares (para la época) como los Castaño, cuyo objetivo era perseguir a Escobar. Este grupo fue tan poderoso que se elaboró un polémico decreto que permitió expedir normas que beneficiaran a quienes colaboraran con la justicia; fue así como, fácilmente, “los PEPES” pudieron pasar lícitos por perseguir a Escobar. Esto confirmó la gran influencia de estos criminales en el Estado. Cuando Escobar murió, el Cartel de Cali siguió con lo suyo. Incluso, consiguió influir en las elecciones presidenciales de 1994 con la “donación” de una gran cantidad de dinero a la campaña del expresidente Samper y poder modificar normas que garantizaran la salvaguarda de su imperio. Este suceso se llamó el “Proceso 8000”, que se constituye como uno de los eventos más controvertido en Colombia, pues llevó a investigar a múltiples políticos, entre ellos, nuestro expresidente Ernesto Samper.
Durante la misma época, varios líderes de “los PEPES” siguieron batallando. Esta vez, lo hicieron atacando a las guerrillas, a través de un grupo que se llamó las Convivir. Lo más extraño es que fueron totalmente legales por el simple hecho de eliminar insurgentes. Sin embargo, es irónico porque las Convivir estaban vinculadas con cultivos ilícitos. Afortunadamente, desde 1997, el Gobierno declaró este grupo como ilegal, lo cual desató gran furia en Carlos Castaño y sus compañeros, quienes crearon las AUC, un grupo paramilitar con el objetivo de dar de baja a las guerrillas. No obstante, eso fue lo que menos hicieron, ya que durante varios años perpetraron masacres y desplazamientos forzados a pueblos que, supuestamente estaban aliados con la guerrilla; también, asesinaron líderes sociales con lista en mano... En resumen, eliminaban a cualquier persona con tendencia izquierdista. Además, y para variar, su economía de guerra fue el narcotráfico y, por último pero no menos importante, su influencia política fue excesiva. Los “paras”, al aliarse a aspirantes políticos, dieron lugar a un nuevo problema: la parapolítica. Lo que ganaban los políticos con esta alianza era básicamente no tener competencia, ¿por qué? Porque los paras eliminaban o hacían renunciar a cualquier oposición política, y como las autodefensas estaban en pro del status quo, no le vieron problema. Para imaginar la dimensión de tales asesinatos, la UP (partido político de izquierda) tuvo 1620 víctimas mortales a causa de esta guerra sucia. El gobierno de Álvaro Uribe fue el que más se vio involucrado en esta coyuntura, pues hubo 100 investigados (gobernadores, congresistas y alcaldes) por parapolítica y 8 de cada 10 políticos fueron uribistas, según la Fiscalía y la Corte Suprema de Justicia.
El Congreso del entonces presidente es el más polémico de la historia judicialmente hablando, pues desde el inicio del periodo Uribe, a través del Congreso, se hicieron reformas estructurales relevantes, como el sistema penal y la reelección, entre otras económicas, políticas y electorales. Los parapolíticos fueron fundamentales para llevar a cabo estas modificaciones, ya que toca saber que, a pesar de que algunos congresistas estaban siendo o iban a ser investigados por vínculos paras, Álvaro Uribe les dio el voto para que pudieran modificar ciertas leyes.
Sin ninguna incertidumbre se puede concluir que el Estado se ha venido modificando desde tiempo atrás y que los verdaderos criminales son las máximas cabecillas del país. Desde las masacres mencionadas hasta las reformas, los líderes que actualmente se idolatran tanto, se han visto implicados. Por eso, yo creo que el colombiano tiene que pensar en poder evadir esta hegemonía que lleva años y que, aunque nos ha librado de varias dificultades, al mismo tiempo nos somete a problemas serios. El nuevo comienzo que puede venir podrá ser clave, pero esto depende de cada ciudadano del país que, en conjunto con los demás, demostrarán que la unión lo puede más que todo.
Referencias:
- Lopez, C. (2010) Y refundaron la patria (1era ed) Debate.
- Ávila, A (2019) Detrás de la guerra (3era ed) Planeta.