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Reflexiones de Cuarentena

Por: Mariana Crane

​“¿De qué hablábamos antes del coronavirus?” Muchos habrán visto el muy apropiado meme, pero es una pregunta bastante seria. Hoy en día, pareciera que lo único de lo que se habla en las comidas familiares, con los taxistas, en los grupos de WhatsApp, con los amigos y en todos los noticieros es del virus COVID-19, que se ha esparcido rápidamente por el mundo con una cobertura mediática inigualable, infundiendo el pánico en todas las latitudes del planeta, y no sin razón. Este virus, declarado recientemente una pandemia por la Organización Mundial de la Salud, ha contagiado hasta el día de hoy (15 de marzo) a 153.517 personas, con 10.982 contagios nuevos en las últimas 24 horas. De estos, 5.735 han muerto en total, con 343 muertes nuevas desde ayer (WHO, 2020). En tan solo tres meses desde que se identificaron los primeros casos del virus en Wuhan, China, el alcance y la propagación del coronavirus han excedido las expectativas. No es sorprendente, entonces, que este tema se haya tomado las conversaciones, y que los gobiernos y las personas hayan tomado acción rápida y colectivamente en respuesta al miedo generalizado. Sin embargo, vale la pena poner este miedo en perspectiva.


En todo el mundo más de 50.000 mujeres mueren por feminicidio al año, ya sea víctimas de sus parejas o exparejas sentimentales, o de otros familiares, pero todas por su rol y estatus como mujeres (UNODC, 2019). Esto quiere decir que, en un trimestre, mueren en promedio 12.500 mujeres en manos de feminicidas, más del doble del total de muertos por coronavirus en el mismo lapso. Podría dar estadísticas similares para muchas situaciones que también merecen nuestra atención y reflexión: las tasas de suicidios, las tasas de muertes por obesidad, las tasas de muertes por consumo de drogas, alcohol y cigarrillo, las tasas de muertes por contaminación y cambio climático, las tasas de muertes por pobreza extrema, por desnutrición infantil, y otras mil problemáticas que afectan al mundo entero y que son igual o más mortales que el coronavirus. 

Pero quiero centrarme en el tema de los homicidios debido al género porque, igual que el coronavirus, el feminicidio es indiscriminado, y, si eres mujer, es aproximadamente 76 % más probable que mueras por homicidio debido a tu condición como mujer el próximo trimestre que por coronavirus. Y, sin embargo, la respuesta inmediata y la acción colectiva que se ha tomado para combatir el feminicidio no es en ninguna medida comparable con la que ha suscitado la pandemia del COVID-19. 

Evidentemente, esto no quiere decir que las medidas preventivas y de contención del coronavirus sean desmedidas ni exageradas. Mi punto no es que el coronavirus merezca menos atención de la que se le ha prestado, sino que las otras pandemias del mundo, entre ellas el feminicidio, merecen el mismo trato y la misma preocupación. 

¿Qué pasaría si se destinaran los mismos fondos, la misma atención y urgencia a la violencia de género que al coronavirus? ¿Cómo sería la movilización si las vidas de las mujeres fueran valoradas tanto como las demás? En cambio, las mujeres vivimos con miedo, las noticias de violencia de género llueven todos los días, mujeres desaparecidas, maltratadas, asesinadas, cuyos nombres podrían fácilmente ser el nuestro. Entonces, nosotras también vivimos en cuarentena, pero este es un aislamiento que no pasará, que no se levantará una vez se desarrolle una vacuna porque no hay vacuna para la misoginia. No salir a la calle solas en la noche, no salir vestidas “provocativamente” (lo que quiera que signifique eso), cuidar nuestros tragos, no pasarnos de tragos, ir al baño siempre con una amiga, avisar que ya llegamos, no devolverse en Uber ni en taxi sola, no ir a paseos con solo mujeres, porque un grupo de mujeres es lo mismo que x número de mujeres solas… Vivimos en cuarentena, cuidándonos de un virus que vive en nuestros colegios, en nuestras universidades, en nuestros trabajos, en nuestras propias casas. 

El coronavirus ha demostrado que, como humanidad, tenemos la capacidad de tomar acción colectiva para cuidar a los demás, que las situaciones que nos dan miedo pueden inspirar empatía, reflexión y responsabilidad, que sabemos priorizar. Entonces, que esta lección no sea en vano, que miremos a las mujeres que nos rodean, y nos cuestionemos qué sentido tiene que estén más en riesgo, siempre, por el hecho de ser mujeres que por el coronavirus. Tomemos acción, luchemos por la garantía de nuestros derechos y en contra de la impunidad de nuestros agresores. Eduquemos a nuestras niñas para que no tengan miedo, y a nuestros niños para que la violencia de género sea tan impensable como no lavarse las manos en tiempos de pandemia. Podemos frenar las situaciones que nos matan, podemos garantizar que no muera ni una más. Es cuestión de unirnos y hacerlo.

Referencias: 

United Nations Office on Drugs and Crime. (2019). Global study on homicide: Gender-related killing of women and girls. Vienna, Austria. 

World Health Organization. (2020). Situation Report – 55. Retrieved on March 15, 2020 from https://www.who.int/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019/situation-reports


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